viernes, 28 de junio de 2019



VIAJE DE FIN DE CURSO
Después de intensas negociaciones, al final conseguimos reunir un grupo de 8 alumnos y alumnas y, a bordo de una furgoneta y un coche, iniciamos un interesante viaje. Nuestro primer destino fue el Guggenheim. Lamentablemente, no teníamos tiempo para visitarlo por dentro, pero poco a poco fuimos descubriendo la belleza de Puppy y la araña gigante, sobre todo después de unos refrescantes granizados y helados. Partimos de Bilbao con destino a San Vicente de la Barquera donde degustamos unos deliciosos bocadillos con vistas al mar. Después dimos un paseo por el puerto y tuvimos un ratito libre para recorrer el famoso pueblo de Bustamante. Tras llenar nuestro espíritu con aires marinos, salimos en dirección a tierras astures, visitamos las playas de Torimbia y Toranda, y finalmente decidimos ir a la playa de Barro, donde algunos valientes se bañaron en las frías aguas del Cantábrico. Al acabar los baños y los juegos en la arena, tomamos rumbo a Posada de Llanes, donde visitamos el Centro de educación especial de Don Orione y donde nos entregaron la llave de nuestra residencia en el bonito pueblo montañés de Ardisana. En este centro conocimos algunos chicos, los jardines y especialmente la granja, en la que vimos cómo viven 133 vacas con su ordeño automático y también a sus pequeñas crías, alguna nacida el día anterior.
Partimos hacia Ardisana, donde nos alojamos. Mientras un grupo hizo la cena, otro visitó los alrededores. Tras la degustación de la suculenta cena, decidimos hacer una excursión nocturna a un lugar... misterioso. Hicimos juegos, cantamos canciones y por último nos fuimos a descansar. La noche fue bastante tranquila.
El nuevo día amaneció espléndido, ideal para nuestra siguiente actividad: el descenso del Sella en piragua. Nos desplazamos a Arriondas, cogimos piraguas, remos y chalecos salvavidas y por parejas, empezamos el descenso. Aunque el agua al principio parecía que estaba fría, a medida que avanzábamos nos divertíamos lanzándonos agua unos a otros. A mitad de camino, paramos a comer y, después de un rato de descanso en un prado, proseguimos otras dos horas de remo en la parte final del descenso del Sella. Agotados, volvimos a la casa para ducharnos, cambiarnos y prepararnos para cenar en Llanes. Allí cenamos unas pizzas riquísimas en un restaurante cerca de la plaza, dimos un paseíto y volvimos a Ardisana. Cantamos 3 ó 4 canciones y nos fuimos a dormir. El esfuerzo y cansancio en las piraguas se notó porque a los cinco minutos estábamos todos dormidos y no se oyó una mosca hasta la mañana siguiente.
Nos despertamos tranquilamente, recogimos y limpiamos la casa y nos fuimos a Posada de Llanes a ver la asociación de El patiu que recientemente había celebrado su vigésimo aniversario. Nos enseñaron su casa y nos explicaron los maravillosos y necesarios servicios que ofrecen en la comarca. De ahí, fuimos a visitar una fábrica de quesos en Frieras. Pudimos descubrir todo el proceso, desde la visita de las cabras, pasando por la elaboración del queso y por último lo mejor: la degustación. Probamos tres tipos de quesos curados, uno fresco e incluso leche de cabra fresquita. ¡Mmmmm! ¡Qué rico estaba todo!
Nos montamos en los coches y de nuevo afloró el cansancio. Los alumnos se durmieron y los profes pudimos disfrutar de un rato sin reggaetón y hacernos con el dominio de spotify. Paramos a comer unas hamburguesas en el centro de Santander. Tomamos unos helados y algunas chucherías con vistas al mar, nos hicimos las últimas fotos y volvimos a Tudela cantando y bailando todo lo que nos permitían los cinturones de seguridad. Una vez en Tudela llegó la peor parte: las despedidas, los abrazos y alguna lagrimita contenida. Pero a la vez, nos vamos con el buen sabor de boca que nos deja un curso estupendo. Nos sentimos muy afortunados de poder acompañar a nuestros alumnos durante 10 meses intensos, enriqueciéndonos mutuamente, aprendiendo, creciendo y queriendo con ellos.
Muchas gracias por este año.
Los profes


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