VIAJE DE FIN DE CURSO
Después de intensas negociaciones, al final conseguimos
reunir un grupo de 8 alumnos y alumnas y, a bordo de una furgoneta y un coche,
iniciamos un interesante viaje. Nuestro primer destino fue el Guggenheim.
Lamentablemente, no teníamos tiempo para visitarlo por dentro, pero poco a poco
fuimos descubriendo la belleza de Puppy y la araña gigante, sobre todo después
de unos refrescantes granizados y helados. Partimos de Bilbao con destino a San
Vicente de la Barquera donde degustamos unos deliciosos bocadillos con vistas
al mar. Después dimos un paseo por el puerto y tuvimos un ratito libre para
recorrer el famoso pueblo de Bustamante. Tras llenar nuestro espíritu con aires
marinos, salimos en dirección a tierras astures, visitamos las playas de Torimbia
y Toranda, y finalmente decidimos ir a la playa de Barro, donde algunos
valientes se bañaron en las frías aguas del Cantábrico. Al acabar los baños y
los juegos en la arena, tomamos rumbo a Posada de Llanes, donde visitamos el
Centro de educación especial de Don Orione y donde nos entregaron la llave de
nuestra residencia en el bonito pueblo montañés de Ardisana. En este centro
conocimos algunos chicos, los jardines y especialmente la granja, en la que
vimos cómo viven 133 vacas con su ordeño automático y también a sus pequeñas
crías, alguna nacida el día anterior.
Partimos hacia Ardisana, donde nos alojamos. Mientras un
grupo hizo la cena, otro visitó los alrededores. Tras la degustación de la
suculenta cena, decidimos hacer una excursión nocturna a un lugar...
misterioso. Hicimos juegos, cantamos canciones y por último nos fuimos a
descansar. La noche fue bastante tranquila.
El nuevo día amaneció espléndido, ideal para nuestra
siguiente actividad: el descenso del Sella en piragua. Nos desplazamos a
Arriondas, cogimos piraguas, remos y chalecos salvavidas y por parejas,
empezamos el descenso. Aunque el agua al principio parecía que estaba fría, a
medida que avanzábamos nos divertíamos lanzándonos agua unos a otros. A mitad
de camino, paramos a comer y, después de un rato de descanso en un prado,
proseguimos otras dos horas de remo en la parte final del descenso del Sella.
Agotados, volvimos a la casa para ducharnos, cambiarnos y prepararnos para
cenar en Llanes. Allí cenamos unas pizzas riquísimas en un restaurante cerca de
la plaza, dimos un paseíto y volvimos a Ardisana. Cantamos 3 ó 4 canciones y
nos fuimos a dormir. El esfuerzo y cansancio en las piraguas se notó porque a
los cinco minutos estábamos todos dormidos y no se oyó una mosca hasta la
mañana siguiente.
Nos despertamos tranquilamente, recogimos y limpiamos la casa
y nos fuimos a Posada de Llanes a ver la asociación de El patiu que
recientemente había celebrado su vigésimo aniversario. Nos enseñaron su casa y
nos explicaron los maravillosos y necesarios servicios que ofrecen en la
comarca. De ahí, fuimos a visitar una fábrica de quesos en Frieras. Pudimos
descubrir todo el proceso, desde la visita de las cabras, pasando por la
elaboración del queso y por último lo mejor: la degustación. Probamos tres
tipos de quesos curados, uno fresco e incluso leche de cabra fresquita. ¡Mmmmm!
¡Qué rico estaba todo!
Nos montamos en los coches y de nuevo afloró el cansancio.
Los alumnos se durmieron y los profes pudimos disfrutar de un rato sin reggaetón
y hacernos con el dominio de spotify. Paramos a comer unas hamburguesas en el centro
de Santander. Tomamos unos helados y algunas chucherías con vistas al mar, nos
hicimos las últimas fotos y volvimos a Tudela cantando y bailando todo lo que
nos permitían los cinturones de seguridad. Una vez en Tudela llegó la peor parte:
las despedidas, los abrazos y alguna lagrimita contenida. Pero a la vez, nos
vamos con el buen sabor de boca que nos deja un curso estupendo. Nos sentimos
muy afortunados de poder acompañar a nuestros alumnos durante 10 meses
intensos, enriqueciéndonos mutuamente, aprendiendo, creciendo y queriendo con
ellos.
Muchas gracias por este año.
Los profes